El gobierno holandés enfrenta una crisis poco común: la despoblación carcelaria. En los países bajos, por primera vez hay más guardiacárceles y empleados penitenciarios que prisioneros, según datos revelados el ayer por el Ministerio de Justicia.
Las tasas de criminalidad han caído levemente en los años recientes, y muchos holandeses piensan que las penas para los crímenes violentos son demasiado blandas.