En conferencia de prensa, miembros de la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA) hicieron un llamado  a eliminar  de todos los medios de comunicación y espacios publicitarios,  la promoción y mercadeo  de bebidas azucaradas y comida chatarra dirigida a niños y niñas. Mediante esta estrategia, ASA y otras asociaciones civiles como Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) pretenden garantizar  el respeto  del derecho a la salud  de la infancia, vulnerados desde hace ya mucho tiempo con publicidad engañosa.

 

Ante esto, Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor (organización integrante de la ASA) señaló que  no es una casualidad que el aumento de esta epidemia en México coincida con la alta incidencia del mercadeo de refrescos y comida chatarra que invade a los niños y niñas  por todos los medios y espacios.

 

También señaló que se trata de un engaño  con el fin de redituar intereses monetarios a esta industria.

 

De acuerdo con Calvillo, la Organización Mundial de la Salud consideró que el exceso de publicidad de alimento chatarra es un problema de salud pública, pues la “inexperiencia y credulidad” de la infancia permite a  esta boyante industria con su  gran gama de productos  anteponer sus ganancia  sobre la salud alimentaria.

 

En cuanto a la reforma constitucional del 11 de junio de 2013, Agustín  Ramírez de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI) dijo que no es respetada; aunado a ello, agregó  que ni siquiera se ha respetado el artículo 4 constitucional referente a los derechos a la salud, por ende, tales empresas tampoco siguen las  normas en materia de salud, como sí se hace en otros países, como en la región quebequense de Canadá, donde está prohibida toda publicidad a la infancia.

 

Sobre esto, Alma Meneses de la REDIM, mencionó que  el Comité de los Derechos del Niño considera a la publicidad para niños de  este tipo de productos industriales, con azúcares, sal y aditivos, no sólo es una vulneración a sus derechos alimentarios, sino también a su derecho a la información, pues en muchas ocasiones dicha publicidad es engañosa ya que utiliza elementos lúdicos y visuales para hacer creer al niño que los productos ofrecen son buenos para su desarrollo.

 

Los tres coincidieron en que la Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, Obesidad y Diabetes es parcial, pues sólo atiende la publicidad en la barra infantil de la televisión y el cine, y permite ésta otros espacios como radio e internet, además de no focalizar otros horarios y programas donde intervienen los niños.

 

Sobre los espacios publicitarios en exteriores como espectaculares, vallas y camiones así como publicidad en puntos de venta, Alejandro Calvillo, señaló que la industria alimentaria tiene otras estrategias para promover entre la infancia vulnerable sus productos, como a inclusión de juguetes, premios y promociones en tales los productos.

 

Asimismo, el problema de todo ello se encuentra en que la ley de la regulación de tal publicidad, supeditada a un Consejo Consultivo de la Secretaría de Gobernación, todavía no repara en los  criterios nutricionales elaborados por especialistas en salud alimentaria, agregó Agustín Ramírez.

 

Añadió que son las mismas empresas de comida chatarra y bebidas azucaradas las que  autorregulan mediante el Código de Autoregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas No Alcohólicas dirigida al Público Infantil este espacio legal, y ellos mismos permiten la publicidad de productos no saludables como son los néctares con muy alto contenido de azúcar y pastelillos, como las donas.

 

Ante tales inconsistencias, se presentó la campaña “Nuestros niños son primero”, con un spot publicitario que comenzó a difundirse desde el martes 29 de abril en medios como televisión de paga, radio, internet y redes sociales, así como en espacios exteriores para exigir al Estado mexicano no más bombardeo de publicidad engañosa que deteriore la salud de la infancia de México.

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