*** Se han descubierto cientos de vestigios de 10,000 a 3,000 años de antigüedad con características de los objetos que elaboran cucapás, paipai, kiliwas y kumiais de hoy *** En el marco de la exposición Yumanos: Jalkutat, el Mundo y la Serpiente Divina, que abrió en Ensenada, se presentó una conferencia sobre las investigaciones desarrolladas en BC
Los grupos yumanos de Baja California no dejan de sorprender. Luego de una década de trabajos arqueológicos en todas las regiones del estado, desde las costas del mar de Cortés y el Pacífico hasta la Sierra de Juárez, el Valle de Guadalupe y el desierto, se han descubierto cientos de vestigios prehispánicos con características que vinculan sitios arqueológicos con los actuales indígenas cucapá, paipai, kiliwa y kumiai.
Los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Baja California, trabajan desde diferentes puntos geográficos del norte de la península para reconstruir el eslabón de los grupos actuales con su pasado prehispánico, toda vez que han descubierto cerámica y sistemas de enterramiento similares a los que siguen realizando los yumanos, así como pintura mural del estilo La Rumorosa, atribuido a los kumiai y, posiblemente, a los paipai y cucapá.
Con un balance sobre dichas investigaciones, la arqueóloga Julia Bendímez Patterson, directora del Centro INAH-BC, cerró el ciclo de conferencias en el marco de la exposición Yumanos: Jalkutat, el Mundo y la Serpiente Divina, que se presentó del 22 de febrero al 2 de junio en el Centro Cultural Tijuana (Cecut), donde fue visitada por cerca de 20,000 personas. Actualmente la muestra se exhibe en el Museo Histórico Regional de Ensenada, donde abrió hace unos días.
La arqueóloga expuso que la familia de las lenguas yumanas, compuesta por los idiomas cucapá, paipai, kiliwa y kumiai, floreció hace 1,500 años, durante la época con más avances culturales en la historia antigua de Baja California, la Prehistoria Tardía.
Bendímez Patterson consideró que el progreso de aquellos nativos californianos que dieron origen a la familia lingüística yumana fue acentuado por adelantos innovadores: la elaboración de objetos de cerámica y de cestos de materiales como el junco y ramas de sauce, con lo que fue posible la transportación del agua y la conservación de alimentos; y la fabricación de instrumentos sofisticados de cacería, como el arco y la flecha, que mejoraron las técnicas para la caza y la protección territorial.
En el noreste, la introducción de la agricultura provocó otro cambio revolucionario dentro de la vertiente del Golfo de California, en las sociedades del desierto de San Felipe y Mexicali, que aprovecharon las inundaciones del río Colorado para el cultivo de maíz, calabaza y frijol, así como para practicar la pesca.
Y en el noroeste, hacia el Pacífico, las comunidades que habitaban sobre la costa y valles intermontanos, en el actual territorio que va de San Quintín a Tijuana, aprovecharon recursos naturales terrestres y marinos, explicó Julia Bendímez.
Desde 2004, mediante el trabajo arqueológico desarrollado por el Centro INAH-BC, se han recuperado vestigios que describen tales desarrollos culturales, dijo la especialista en su conferencia, al mencionar el trabajo del arqueólogo Antonio Porcayo, en el municipio de Mexicali, quien ha encontrado ollas de cerámica antiguas, elaboradas con la misma técnica de manufactura que actualmente utilizan los grupos paipai de la comunidad indígena de Santa Catarina.
También mencionó el caso de una olla descubierta en el Valle de Guadalupe, al Este de Ensenada, la cual está decorada con motivos similares a los empleados en la pintura rupestre del estilo La Rumorosa, asociado a los grupos kumiai, caracterizado principalmente por los bosquejos de la figura humana, con cinco dígitos en manos y pies.
Dicho tipo de manifestaciones es una de las más comunes plasmadas en los cañones, en la parte alta de la Sierra de Juárez y en sus valles, donde también se distinguen pájaros, trazos con apariencia de lagartijas, numerosos diseños geométricos, soles, tejidos en forma ovalada o rectangular, cruces sencillas o ribeteadas y rectángulos, entre otros; y formas que podrían significar distintas etapas del contacto entre indígenas y colonizadores españoles a partir de la Prehistoria Tardía, como las figuras ecuestres.
Asimismo, dijo Bendímez Patterson, desde las Costas del Golfo de California y el Pacífico hasta la Sierra de Juárez, se han encontrado pipas de barro como las que actualmente fabrican los paipai. En tanto, en la zona Los Algodones, al norte del estado, las excavaciones han dejado a la luz varios graneros carbonizados con semillas de frijol, calabazas de diversas especias, maíz y semillas de recolección de mezquite.
También se encontraron restos de entramados de grandes cestos de hoja de sauce que servían para el almacenaje de granos, documentados en fotografías históricas de los grupos cucapá.
La arqueóloga también destacó el descubrimiento de una cremación de por lo menos 100 años de antigüedad, perteneciente a un infante de entre 9 y 12 años de edad, que después de ser incinerado conservó un collar de cuentas de concha, piedra y cristal. Dijo que este tratamiento mortuorio fue característico de las culturas yumanas, y dejó de practicarse después del contacto con la sociedad no indígena, sobre todo a mediados del siglo pasado.
Además, abundó, se han estudiado concheros ubicados en la costa del Pacífico, cañones y valles intermontanos, en los que se observa que durante la Prehistoria Tardía, la movilidad de los grupos culturales de cazadores-recolectores-pescadores obedecía a las estaciones del año y a la disponibilidad de ciertos alimentos. En invierno, por ejemplo, se piensa que fueron explotados los sitios costeros.
En cambio los cañones cercanos a los sitios de la costa, quizá fueron utilizados como refugios; en ellos el arqueólogo Fernando Oviedo —detalló Bendímez Patterson — ha descubierto pequeños campamentos con vestigios de características yumanas.
Las investigaciones arqueológicas también se han desarrollado en sitios más antiguos, del Periodo Paleoindígena (11,000 a 7,500 a.C.), cuyos vestigios encontrados indican una población humana continua desde el periodo Holoceno Temprano (10,000 y 8,000 años antes del presente) hasta la Prehistoria Tardía.
En tanto que del periodo Arcaico se han investigado evidencias a través de los proyectos Bajamar y El Morro, en la zona costera, donde se han encontrado concheros con herramientas, fogones y entierros humanos, con antigüedades de hasta 3,000 años.
A través de la exposición Yumanos: Jalkutat, el Mundo y la Serpiente Divina, ahora en Ensenada, el Centro INAH-BC continúa el esfuerzo por difundir y conservar las culturas originarias de Baja California, cuyas lenguas se encuentran en peligro de extinción.