**Crónica de la tercera marcha en la Ciudad de México contra las reformas del presidente Enrique Peña Nieto

Colima, México (6 de octubre de 2013).- Por tercera vez en menos de un mes, este domingo acudieron al Paseo de la Reforma de la Ciudad de México miles de mexicanos. El objetivo, atender el llamado del presidente del Consejo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, a oponerse a las reformas del presidente Enrique Peña Nieto.
Principalmente en autobuses, llegaron desde diferentes partes del país (Colima, Jalisco, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Estado de México, etc.). Llegaron desde temprano abrigados por el frío que comienza a sentirse en la urbe, un frío que no vence la esperanza de muchos grupos y sectores sociales que creen que con las iniciativas del gobierno federal el pueblo se verá una vez más afectado.
Al evento también llegaron cientos de vendedores ambulantes: cacahuates, chicles, nieves, estampas, cachuchas, camisas… de todo vendían a los visitantes. Llegaron de las colonias y barrios más pobres de la ciudad. A todos ellos, víctimas de la pobreza y desempleo en México, al menos ese día contribuyó AMLO a que se vieran beneficiados con la compra de sus productos.
Desde tempranas horas la gente comenzó a organizarse sobre Paseo de la Reforma, principalmente en alrededor del Ángel de la Independencia. Conforme pasaron las horas había decenas, cientos, miles. Y fue cerca de las 11 de la mañana cuando apareció el tabasqueño acompañado de líderes de organizaciones civiles y gente cercana a su proyecto.
En ese momento comenzó la tercera marcha, que a diferencia de la primera el 8 de septiembre y el 22 del mismo mes, en esta ocasión el excandidato caminó varias cuadras hasta llegar casi al “Caballito de la Reforma”, en donde ya lo esperaba un templete al que subieron un grupo de intelectuales, dirigentes de Morena y otros actores políticos de izquierda. Una vez más no fue posible llegar hasta el zócalo.
En las calles el ambiente era de esperanza, la gente se mantenía a la expectativa del discurso de su líder. Incluso permanecía la incertidumbre de si “ahora sí” habría acciones. En anteriores ocasiones algunos asistentes reclamaron la falta de una estrategia más clara para hacerle frente a las propuestas del presidente Peña Nieto.
Esa duda terminó cuando habló el exjefe de gobierno de la Ciudad de México: “Perdonen mi insistencia: nada, absolutamente nada, de violencia. Tenemos la razón y la razón siempre triunfa”, dijo tras emitir su discurso sobre los puntos que votarían los presentes a la asamblea, que iban desde organizar un “cerco civil pacífico” alrededor de la Cámara de Senadores, desde que comience a dictaminarse la iniciativa para reformar los artículos 27 y 28 constitucionales, y después tomar la misma estrategia en los Congresos locales; hasta dejar de pagar recibos de luz, apagar la televisión en un periodo de tiempo y no comprar en tiendas como Soriana.
La medida tomó por sorpresa a algunos, pero fueron más los que esperaban una propuesta “pacífica”. En sus anteriores discursos López Obrador insistió sobre la necesidad de seguir actuando sin violencia, con el argumento de que ésta es el arma de los gobiernos, por lo que ha pedido mesura al respecto.
Pero en las calles es otro el ambiente, mucha gente exige acciones más radicales. Sin proponer una en concreto, las voces se escucharon entre los asistentes a la asamblea, un grupo de jóvenes coreó por unos segundos “acciones ya, acciones ya”, mientras, una mujer, aparentemente de una zona indígena, sentada en el pavimento, cansada por la marcha (tal vez por las decisiones de los gobiernos); hace un gesto de indignación. Por su cabeza pueden pasar muchas cosas… Otra mujer fue más clara: “ya estamos cansados”, dijo.
Lo que es verdad es que esa parte del pueblo que asistió a la tercera convocatoria del tabasqueño está molesta, gritos como “el pueblo se cansa de tanta pinche transa” y “Peña Nieto, privatiza tu agujero”, son síntomas de la inconformidad que existe ante las políticas que ha emprendido esta administración federal. Quizá esa sea la llama que mantiene prendida tanto la asistencia como la ilusión de que las cosas cambien.
Andrés Manuel sigue explicando cada uno de los puntos que vienen en una papeleta que deberán votar los asistentes para decidir las próximas acciones, a la vez que la gente comienza a sentarse bajo el sol en pleno Paseo de la Reforma, muchos más buscan un poco de sombra entre los árboles y edificios del lugar.
Con el frío se fue un poco de la esperanza de algunos. Pese a ello, los organizadores aseguran que la asistencia ha aumentado conforme se han desarrollado las marchas, mientras que el 8 de septiembre estimaron más de 100 mil personas, quince días después calculan que fueron cerca de 300 mil, una cifra inferior incluso menor a la de este domingo 7; aunque una fuente de la secretaría de Seguridad Pública haya difundido que sólo fueron “unas 12.500 personas en calma”.

Independientemente del número, en el lugar muchas personas se sienten olvidadas por el gobierno, este tipo de eventos les despierta esa luz que necesitan para sentir que un futuro mejor es posible para ellos. Algunos van vestidos con sus trajes autóctono, otros una playera casual, o tal vez la de Morena. Todos ellos se ve que han sufrido. La cara de una mujer de Chiapas es la huella fiel del desdén de las autoridades, en su tierra apenas tienen para comer. Mientras, una mujer sentada en el suelo aplaude las propuestas del excandidato.

A pesar del cansancio de algunos, como la gente que tuvo que viajar 23 horas para llegar a la ciudad, el representante de Morena asegura que “hay tiempo todavía para que Peña Nieto piense en México y cambie de parecer” propiciando el referéndum.
Termina el discurso y como de costumbre concluye la asamblea con el himno nacional. Se comienza a ir la gente, pero los vendedores ambulantes se quedan, aprovechan los últimos minutos para tener un poco más de ganancia, la sed y hambre de los visitantes es un buen pretexto para que sus productos disminuyan.
Pasada la una de la tarde se va el excandidato, se despide porque se tiene que ir a la asamblea estatal a Veracruz. Se va pero anuncia que en los próximos días se darán a conocer las acciones de “desobediciencia civil y pacífica” que se llevarán a cabo contra las reformas. Se va pero hace saber a la gente que la esperanza no debe de perderse y que la violencia no debe de ser el camino. Se va Andrés Manuel López Obrador pero deja la posibilidad de regresar para el domingo 27 de octubre -a lo que sería la cuarta asamblea-, ante la inminente aprobación de las reformas del presidente Enrique Peña Nieto.

–No recurriremos a la violencia: Morena

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