El 25 debe ser hoy un número significativo para los aficionados a los Vaqueros de Dallas. Hoy, 25 de febrero del 2014, se cumplen 25 años de que un petrolero de Arkansas compró la franquicia deportiva más popular del estado de Texas.

Tres temporadas con récord perdedor y sin lograr clasificar a Postemporada más una fuerte crisis económica fueron suficientes para que Harvey Roberts ‘Bum’ Bright, dueño por aquel entonces de los Vaqueros, decidiera vender al equipo (con todo y el Texas Stadium) a Jones, por 140 millones de dólares.

En su afán por transformar a la franquicia, Jones realizó como su primer movimiento uno que le valió críticas y antipatía de miles aficionados (y no sólo de los Vaqueros): despedir a Tom Landry.

 

Pero ahora, Jones  parece arrepentirse de ello. “Si tuviera la oportunidad de hacerlo de nuevo, habría esperado un año, sólo para que mis pies aterrizaran en el suelo. Probablemente nos hubiésemos quedado con los entrenadores que teníamos y después habría hecho los cambios que hice”, declaró Jones, quien se encuentra en Indianapolis en las actividades del Scouting Combine.

Al lado de Jimmy Johnson, uno de sus mejores amigos y campeón a nivel colegial con Miami, se encargó de reestructurar al equipo seleccionando vía Draft a Troy Aikman, Daryl Johnston, Mark Stepnoski, Emmitt Smith, Russell Maryland, Alvin Harper, Dixon Edwards, Erik Williams, Leon Lett, Larry Brown y Darren Woodson entre otros.

La jugada resultó, pues en su cuarto año ganaron el tercer Super Bowl en la historia de Dallas… y luego obtuvieron otros dos en un periodo de cuatro años.

 

Pero en su afán por obtener mayor reconocimiento y popularidad, Jones comenzó a realizar movimientos de entrenadores y jugadores que provocaron una sequía de éxitos que se extiende hasta la actualidad.

En 2009 puso fin a uno de sus proyectos más ambiciosos con la inauguración del AT&T Stadium, pero fuera de eso ya no tiene mucho más que celebrar.

Su último triunfo en Playoffs se presentó en 2009 y llevan cuatro tempradas sin siquiera obtener una marca ganadora.

Jones tiene otras prioridades en lugar de celebrar. Darle nuevamente al equipo la grandeza que lo llevó a ser catalogado ‘El equipo de América’.

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