Colima, México – Historiadores, investigadores y sacerdotes coinciden que en todo el estado existen sólo dos púlpitos eclesiásticos, uno se localiza en la Catedral Basílica Menor en esta ciudad, y otro en el templo de San Francisco de Asís, en la conurbada Villa de Álvarez.

Sin embargo, el primero de ellos ha provocado una controversia entre los entrevistados, pues, algunos aseguran que se trata del que originalmente habría sido instalado en 1894, cuando concluyó la edificación de ese monumento histórico.

Otros opinan lo contrario, pues consideran que no se apega al estilo arquitectónico del inmueble, ni a la época.

Y es que el púlpito original de la Catedral, denominado así, a partir de que concluyó su edificación en 1894, y designada Basílica Menor el 12 de octubre de 1998 por el Papa Juan Pablo II, porque es la primera consagrada a la Virgen de Guadalupe en América Latina, desapareció por poco más de 30 años.

Así, el púlpito de ese inmueble, habría sido retirado a principios de los 70, y reinstalado a mediados del 2009, sólo que su estructura, su diseño, cuenta con más críticas que elogios, pues los expertos o conocedores en la materia, consideran que está fuera del contexto del estilo arquitectónico que impera al interior de la Basílica Menor.

Lo anterior, porque de acuerdo a anotaciones históricas, el púlpito original de la Catedral fue elaborado por el artista colimense Agustín Bustos, a base de madera de cedro finamente tallada, con incrustaciones u ornamentos de oro de 23 kilates.

Mientras que en el actual, si bien tiene oro, prevalece el concreto y apenas unas cuantas duelas de madera.

“Es el mismo, no es otro”, afirma el rector de la Basílica Menor de Colima, Jesús Mendoza Preciado, al hablar sobre el púlpito reinstalado.

“El 8 de mayo de 1894 se hizo la consagración de la Catedral, y el púlpito lo hizo Adolfo Bustos, en madera fina, de cedro, hizo también el piso que ya se retiró, los portones, hay documentos del INAH donde se dice que él hizo el púlpito y todo el trabajo de madera”, refirió.

Reiteró que a finales del 2008 rescató el púlpito de “un cuarto con sacos de cemento, de yeso, y se volvió a instalar en el 2009; el puro oro nos costó 30 mil pesos, pero toda la restauración cerca de 90 mil, porque el carpintero cobró casi 60 mil, y está igual, con oro y no pintura, como el sagrario”.

Aclaró que si bien, el INAH restauró el edificio, tras el terremoto del 2003, “yo puse lo del púlpito, puse el oro, pero no fue oro bueno, pues se está quemando una parte”.

Mendoza Preciado afirmó que durante los últimos 5 años no solamente se reinstaló el púlpito, sino que se colocó oro en casi todo el templo.

“Por ejemplo en las columnas de estilo dórico, en el púlpito, en el altar y el Sagrario, pero la mayor parte no es oro de calidad, todo se llevó alrededor de dos millones de pesos, pero no quedamos satisfechos, y está por venir un artesano de Hidalgo para ver si seguimos con la restauración”, explicó.

Al insistir en que el púlpito es el que originalmente estaba hasta la década de los 70, aclaró que la escalinata ya no se instaló, “por cuestiones de seguridad, para evitar accidentes con los niños que podrían subir, y con posibles ladrones que se escondieran en el lugar”.

“Pero es el mismo, lo retiraron en la década de los 70 por la falsa idea de considerarlo un estorbo, pero nosotros lo reinstalamos en el 2009, porque consideramos que es una hermosa obra de arte y un importante testimonio”, puntualizó.

A pregunta expresa, reveló que el púlpito fue retirado, cuando el encargado de la Catedral, “era Isaías de la Cruz Vergara”.

Sin embargo, difícilmente se podrá saber si el actual es el púlpito original, pues al intentar entrevistar al canónigo De la Cruz Vergara, éste se encontraba enfermo y falleció dos días después, apenas a inicios de esta semana que recién concluye.

En la sede de la Diócesis de Colima, tampoco se pudo confirmar si en efecto era el encargado de la Catedral, en la década de los 70, pues negaron tener la relación de los prelados que se han encargado del inmueble.

Ante la ausencia del obispo de Colima, José Luis Amezcua Melgoza, su secretario, Miguel Aguirre, señaló categórico que “en el Obispado no tenemos relaciones de los rectores de la Catedral o de los párrocos de los templos, es en esos lugares donde las tienen”.

También, manifestó que la Diócesis de Colima “tampoco tiene historiadores, por lo que cualquier dato sobre los templos están en esos mismos lugares”.

No obstante, el encargado de la Comisión de Liturgia, Música y Arte de la Diócesis de Colima, el sacerdote Eduardo Vázquez Tiscareño, aseguró que es el original.

“Es el mismo púlpito que se encontraba abandonado en un cuarto al fondo del edificio, de donde fue rescatado para ser empotrado donde ahora se encuentra desde 2009”, refirió.

Aseguró que él mismo lo observó en esa habitación que refiere el rector de la Catedral Basílica Menor, aunque finalmente admite que el actual “no es tan original como lo era antes”.

En tanto, el ex vocero de la Diócesis de Colima, Óscar Llamas Sánchez, consideró que ese púlpito “es un poco artificial, pero ahí está”.

Mencionó que durante cerca de un año fue rector de la Catedral de Colima, a principios de este siglo, cuando ya no había púlpito, “pero yo no lo tumbé”, aclaró, para enseguida reconocer el esfuerzo del actual encargado de la Basílica Menor, Jesús Mendoza.

“Tiene algo de artificial, pero al menos ahí está, porque en general es lamentable que los hayan quitado, aunque ya no se ocuparan, pues eran elementos artísticos que hablan de una época y de una situación especial histórica, pero se fueron al extremo al quitarlos”, subrayó en referencia a los púlpitos desaparecidos.

“Es un adefesio”, aseguró tajante Noé Guerra Pimentel, ex presidente de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos (SCEH).

“Tengo antecedentes de que en el plano original de Lucio Uribe a finales de 1877, está el diseño de la Catedral con púlpito, que fue retomado posteriormente en los planos elaborados por Longinos Banda, cuando el inmueble fue reestructurado… Cuándo se quitó, no sé, pero tengo evidencia de que en los 80 ya no había púlpito”, explicó.

Opinó que el actual, “extrañamente no tiene forma de acceder, es un cubo que tiene una concha en la parte superior, pero que no corresponde ni a la arquitectura neoclásica que priva en la mayoría de la estructura de Catedral, ni pertenece al periodo barroco ni al clásico, sino que es algo como que a alguien se le ocurrió”.

Bajo ese tenor, menciona que el de San Francisco de Asís, en Villa de Álvarez, sería el único púlpito eclesiástico en Colima, que conservaría aún su originalidad, “y que debe tener poco más de 100 años”.

A su vez, la encargada de la sección de Monumentos Históricos del INAH-Colima, Dora Angélica Correa Fuentes, admitió desconocer la existencia y más aún la reinstalación del púlpito en la Catedral.

“Ni nos enteramos”, dijo y aclaró que la Iglesia Católica “debió haber pedido permiso, el INAH no participó en su colocación, y sería parte de la actualización que estamos haciendo”.

Manifestó que “no hay registros de qué pasó con ese púlpito, tenemos el registro de que hubo uno de esas características de ebanistas, como parte de la historia del inmueble, pero no sabemos qué pasó con ese bien, con el original”.

Asimismo, y tras observar fotografías del actual púlpito, consideró que el mismo “está fuera de esquema, no corresponde, no tiene ni acceso ni nada, solo adorno, y el INAH hubiese exigido otro tipo de construcción”.

“Generalmente, cualquier trabajo que se hace en los inmuebles deben pedir permiso al INAH, pero en muchas ocasiones no nos damos cuenta de lo que hacen al interior de los templos, hemos recibido solicitudes de otros, pero en este caso de Catedral no”, añadió.

En ese sentido, subrayó que, cualquier elemento que forme parte de un inmueble debe ser conservado en las condiciones que esté, para lo cual, hay trabajos de restauración y de consolidación de los bienes.

“Aunque no se usen, tiene que quedar el testigo del elemento original, por lo que es lamentable que hagan acciones donde no se nos pida asesoría y apoyo, podemos ayudarles e inclusive tenemos una restauradora que puede asesorarlos, y para cualquier trabajo, deben acudir a solicitar asesoría”, explicó.

Correa Fuentes reconoció que se incurre en un delito si se daña el patrimonio, “y sobre el púlpito de Catedral, habría que ver las condiciones por las que fue derribado o retirado, por algún temblor o las condiciones en que estaba”.

Por eso, dijo por último, para el INAH-Colima, oficialmente sólo existe el púlpito del templo de San Francisco de Asís, en Villa de Álvarez, erigido a principios del siglo pasado, aunque se desconoce el año exacto.

“No tenemos una historia precisa sobre cuándo y quién lo construyó”, señaló a su vez el cronista e integrante de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos (SCEH), Rafael Tortajada Rodríguez.

Sin embargo, ha recurrido a documentos archivados y refirió que su edificación podría haber sido en los primeros años del siglo XX, ya que en 1900, un terremoto dañó la iglesia parroquial de Villa de Álvarez, por lo que fue demolida, y fue hasta el 3 de octubre de 1903 cuando comenzó la construcción del actual templo.

“Hace años formé parte de un comité que promovió y encabezó el cronista villalvarense Inés Ramírez Cobián, que ya falleció, para rescatar esa obra que es un verdadero púlpito, a diferencia del que está en la Catedral de Colima”, recuerda.

Lo anterior, debido a que “estaba medio dañado o podrido, y con dinero del Conaculta se terminó de restaurar hace como 4 años para que no desapareciera, pero no recuerdo cuál fue el costo de los trabajos”, explica.

Por su parte, Jesús Iván Rivera Arteaga, vicario de la Parroquia de San Francisco de Asís, donde se encuentra la obra, asegura que este es el único templo “que tiene un púlpito tallado en maderas finas, igual que el comulgatorio, pues eran las normas litúrgicas hasta antes del Concilio Vaticano Segundo”.

Consideró que el de la Catedral “es incrustado, un arte ya moderno, que lo hicieron con facilidades ya prácticas, ya no tanto litúrgicas ni históricas, como que olvidaron esa parte”.

“No recuerdo si tenía ornamentos de oro, pero a mi manera de ver, es un poco moderno, incrustado, nada más para que la gente se diera cuenta que algún día hubo ahí un púlpito”, abundó.

“Nos hace tomar conciencia de la importancia y del cuidado que debemos tener por ser el único, porque muchas veces como sacerdotes lo ignoramos, podemos ser indiferentes si olvidamos este dato histórico, pero con esta plática me das razón de poder conservar este monumento como algo apreciado por la comunidad”, recalcó.

“Las nuevas generaciones no saben, sólo lo ven como un ornamento y hasta flores le pueden poner algún día, cuando no es su esencia, esta entrevista me hace tomar conciencia y reflexión de lo que debe importarme como sacerdote, y de la conciencia que la comunidad debe tener sobre el último púlpito que queda en Colima”, expresó.

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