**Se han dado algunos casos, pero con la educación sexual que se está comenzando a dar creemos que han disminuido, sostiene la directora del Instituto Down Colima, Nadia Jeanette Alcántar.

 

Colima, México. Avanzada (6 de mayo de 2014).- Después de 24 años de trabajo, en el Instituto Down Colima no se ha conocido el caso de alguna mujer con este síndrome que haya tenido hijos o ejercido la sexualidad, pero sí se conoce de algunos antecedentes de menores que han sufrido maltrato físico o sexual, e incluso violación sexual, reconoce Nadia Jeanette Alcántar Quintero, directora del centro de apoyo.

 

Sin embargo, es difícil que este tipo de abuso pueda ser presentado ante la autoridad, advierte, porque las personas con este problema tienen dificultades al momento de comunicarse y muchas veces no pueden diferenciar cuándo una caricia o un abrazo, por ejemplo, es con la intención de provocar algún tipo de mal.

 

CIRCULOS PREVENTIVOS

 

En entrevista con Avanzada, señala que los alumnos con down suelen ser muy cariñosos, “aunque no te conozcan llegan y te quieren abrazar”, por lo que cuando se da un proceso de violación o maltrato, en un instante entra en conflicto porque no sabe si esa acción que pasó es algo normal, que está bien o mal.

 

Como antecedentes conocemos de personas con down que han sido abusadas, pondera al agregar que a partir de ello es cuando se trabaja mucho el programa de los círculos en cuanto a cuáles de las personas pueden tener contacto contigo.

 

En el primer círculo solamente estás tú, que eres capaz de la autoexploración, explica, “el segundo que puede ser a lo mejor únicamente papá y mamá, pero bajo ciertas condiciones, como cuestiones de salud; en el tercer círculo el resto de la familia, ellos únicamente el contacto tiene que ser a través del saludo. Dejando en claro cuáles son los alcances y límites que puede tener cada persona, sobre todo para proteger a estas personas para que no sufran algún tipo de maltrato o de abuso sexual”.

 

Alcántar Quintero sostiene que este tipo de información se les suele dar desde los primeros niveles de educación, en donde se trabaja con la parte de la afectividad porque tienden a ser muy cariñosos y también se le explica al padre de familia que aunque a su hijo lo vean bajo de estatura, “como un angelito, ya tiene ocho, nueve años por lo que es importante comenzar a hablarle de los cambios físicos, y sobre todo que el padre de familia asuma la edad cronológica del niño”.

 

“Es importante tratarlos acorde a la edad que tienen para que también ellos puedan entender quiénes pueden tener un contacto físico mucho más abierto y amplio con él y quiénes no, porque si acostumbran a un niño de 8 años que toda persona que lo vea lo trate como bebé y lo llegue y lo abrace, al momento en que él pueda estar sufriendo algún tipo de agresión no lo va a descubrir porque va a entender que durante toda su vida lo han acariciado y no va a poder identificar un posible problema.

 

DIFICULTAD PARA DEMANDAR

 

La directora del Instituto Down de Colima expone que a los adolescentes y adultos, el nivel 4, es donde se trabaja más el decirles que nadie los puede tocar así nada más, “incluso hay alumnos que tienen problemas estomacales y tenemos regaderas, en donde se deja que él se asee y aún hay el temor del padre de familia de quién lo bañó cuando únicamente hubo vigilancia por parte del personal del instituto”.

 

En base a las estadísticas que dicen que los abusos sexuales son cometidos en todos los casos principalmente por familiares, lo mismo ocurre en muchos de los casos de personas con down. Las personas que abusan de los niños con down son quienes conviven con ellos, de ahí la importancia de trabajar en los niveles de contacto, porque las personas cercanas son las que llegan a causarles mayor daño, pondera la entrevistada.

 

Además, una violación puede causarles un trauma muy fuerte, hay quienes incluso han estado en tratamiento psiquiátrico a consecuencia de eso. Hay personas que tienden a morderse las uñas, jalarse el cabello, se aíslan, no permiten que nadie los toque. Hay características visibles que se pueden dar, igual que ocurre con cualquier persona, “todos somos diferentes y la forma en que reaccionamos ante una situación varía”.

 

Nadia Jeanette Alcántar desvela que han sabido de casos en los que se requiere más que el apoyo psicológico el psiquiátrico para poder enfrentar esta situación. Agrega que incluso el proceso mismo que implica una denuncia por abuso sexual, desde la revisión médica, es muy difícil:

 

“La familia queda dolida y tener que llevarlo a que le hagan una exploración que puede causarle problemas provoca que haya padres que prefieren desistir y alejar a la persona. Lo ideal sería que fuera denunciado para dejar el precedente, pero es muy complicado porque estamos hablando de las personas que tienen down no se comunican al igual que una persona que no lo tiene, hay algunas que incluso su comunicación es no verbal o su dicción no es clara”.

 

A pesar de los casos que se han presentado, concluye la directora, afortunadamente la educación sexual que se está dando ha ayudado a evitar casos lamentables, “esto ha ayudado a que la familia esté mejor informada y que haya más atención en los hijos”.  

 

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