Colima, México (16 de enero de 2014).- Huyendo de la violencia que se vive en poblados michoacanos, han estado llegando a Colima cientos de personas en busca de un lugar donde protegerse de los incidentes que se presentan en su estado. 

 

Llegan principalmente acompañados de familiares, dejan sus casas y ranchos para protegerse tanto de las autoridades —de quienes no confían del todo por la supuesta relación que tienen con el narcotráfico—, como de los mismos criminales.

 

Así lo revela el presidente del Colegio de Abogados Penalistas en el Estado, Mario García Solórzano, quien menciona que la agrupación que representa está apoyando actualmente a más de 15 familias, a las cuales les han proporcionado un techo y algo de alimento para que puedan subsistir. 

 

“A Colima llegaron estas personas —platica—, pero también llegaron refugiados a Tecomán, en donde se tiene información de que hay al menos cinco familias que se acercaron al gobierno municipal, y hay muchos otros michoacanos que tienen familiares en el estado y se vienen con sus familias a pasar tres, cuatro días acá en lo que se calma la situación allá. Se dice que hay alrededor de 200, 300 desplazados sólo de El Ranchito, Michoacán; habría que sumar todas las demás”.

 

Abunda que a las familias que llegaron a la capital se les ha apoyado con cobijas y comida que se ha juntado entre amigos, pero además destacó que la presidenta del DIF Estatal, Alma Delia Arreola, les dejó unas colchonetas individuales para que los michoacanos puedan dormir más cómodos. 

 

García Solórzano anota que entre los que vienen huyendo de Michoacán hay muchos niños, por lo que se requiere más apoyo. Justifica que su arribo a Colima es comprensible ante las amenazas que han recibido en sus tierras.

 

El pasado lunes el secretario general de Gobierno, Rogelio Rueda Sánchez, reconoció que tiene conocimiento de que en la comunidad de Cerro de Ortega, en Tecomán, pudiera haber familias michoacanas que huyen de la violencia. 

 

“Les damos la bienvenida, pero también estamos revisando que no se introduzcan armas”, dijo el funcionario estatal.

En agosto del año pasado, amenazados por policías comunitarios y narcotraficantes, más de cien familias de la comunidad de San Miguel Aquila, Michoacán, tuvieron que abandonar sus hogares, tierras, pertenencias y toda una vida, y buscar refugio en el Estado de Colima. 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *