Las personas enferman y mueren. Ese el argumento llano, básico, con el que la secretaría de Salud contestó las declaraciones del diputado Orlando Lino, quien denunció las constantes deficiencias que se padecen en el Centro de Salud de Coquimatlán.
Entre sus precisiones, señala que no estar afiliado al Seguro Popular también pesó en el caso del campesino muerto recientemente, aunque de manera extraña pudo dar detalle de todos sus padecimientos y con base en el parte médico elaborado por ese centro de salud, aclara que no estaba cerrado, sino que los médicos estaban ocupados, atendiendo a otros pacientes.
Pero además, el comunicado de la Secretaría de Salud tiene cuidado de especificar la edad avanzada de las personas que fallecieron y a su descargo señala que éstas no se cuidaban, como en el caso de la muerte de una señora de 74 años, de la que sorprendentemente incluso sabía de su vida personal y de las actitudes de sus familiares, a quienes achaca que no la estaban cuidando.
Destaca que la Ssa en ningún momento lamenta los fallecimientos de las personas sino que el contrario, su actitud es la de culpar a los pacientes por su falta de cuidado y defender por sobre todo su calidad como institución escudándose, incluso, en que el Coneval los avala igual que las instituciones educativas donde se formaron sus trabajadores.