Colima, México. Avanzada (20 de marzo de 2014).- El profesor Vidal Carrillo Molina desapareció un 9 de mayo de 2009, casi cinco años después no se sabe nada de él. Emma Laura Ramírez Mandujano fue vista por última vez a mediados de 2010, tampoco se conoce su paradero. El 25 de septiembre de ese mismo año siete jóvenes michoacanos desaparecieron en Tecomán y no hay quien conozca dónde están.

 

Como ellos, decenas de personas en Colima han desaparecido desde varios años atrás y no se tiene ningún rastro de ellos, las autoridades se mantienen herméticas, lamenta el presidente del Comité de Derechos Humanos No Gubernamental (CDHNG), Efraín Naranjo Cortés, quien advierte que además de que no aparecen, continúa aumentando la lista de desaparecidos en la entidad. 

 

AUSENCIA Y DESGRACIA

Expone que la organización defensora de los derechos de las personas tiene casos de desapariciones desde el año 2000 y que a la fecha continúan sin aparecer, y el problema es que se sigue incrementando la lista, sostiene, “pero lo preocupante es la situación de ausencia de las personas y la desgracia que significa la desaparición para sus familiares y amigos.

 

Continúa esa dinámica, confirma el activista, “desaparecen personas y faltan esfuerzos para localizarlas. Lo hemos visto con casos como el profesor Carrillo, el capitán Salinas, los jóvenes michoacanos que desaparecieron en Tecomán ¿Dónde están?”.

 

“Y son casos que conocemos pero pudiera haber muchos otros más. No sé si el doble, no sabría decir qué tanta cantidad hay, pero estoy seguro que sí hay, porque hay mucha gente que tiene temor de denunciar, tiene miedo, por toda una tradición de miedos al poder de buena parte de la sociedad que no se anima a denunciar. 

 

Efraín Naranjo subraya que aún sigue la mala costumbre de que alrededor de una mesa, una taza de café, las personas, e incluso familiares de las víctimas, dicen muchas cosas; pero a la hora de proceder a ir al Ministerio Público o a exigir justicia a gobierno ya no quieren “por miedo a perder el trabajo, a ser vistos, a ser exhibidos, a miedo a que los vean en marchas, prefieren callar”. 

 

ADOLESCENTES VÍCTIMAS

El mes pasado una joven de bachillerato denunció que personas desconocidas estaban levantando a las jovencitas. Por ser menor de edad y por seguridad, la estudiante evitó dar su nombre, pero asegura que afuera de las escuelas suelen llegar otros jóvenes -sobretodo hombres-, y ha pasado que se las roban. Después suelen aparecer pero el fenómeno es reprobable, indica la denunciante.

 

Al respecto, Efraín Naranjo Campos dice desconocer casos concretos, sin embargo recuerda que desde el asunto de Andrea, la joven de 16 años que fue asesinada y arrojada al canal de agua en Colima, en donde fue encontrada; todos los colimenses podemos ser víctimas de la inseguridad, pero principalmente sectores determinados como el de niñas y adolescentes. 

 

Sí hay una violencia generalizada, explica, “pero ciertamente hay sectores más vulnerables, como por ejemplo las mujeres mismas que andan metidas en asuntos delincuenciales, compañeras, amigas, novias, corren un riesgo muy alto. Pueden suceder muchas cosas ante la situación delincuencial que le corresponde en parte a la sociedad evitar, pero mayormente a los tres niveles de gobierno, sobre todo en cuanto a prevenir, educar y erradicar, cosa que hemos visto que se hacen esfuerzos pero que no son suficientes”, concluye el defensor de derechos humanos.

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