Colima, México. Avanzada (10 abril 2014).- La etapa actual del coloso de fuego es de finalización efusiva, es decir: la cantidad de material que está saliendo del interior de la tierra va a la baja, relató para Avanzada el investigador de la Universidad de Colima Gabriel Ángel Reyes Ávila.

 

En un futuro indeterminado, podría esperarse que el volcán entre en una fase de inactividad o bien en una fase explosiva “significativa”, entendiéndose como tal a la experiencia vivida en el año 2005, cuando la mayoría de la gente pudo ver, escuchar y sentir la actividad del volcán: “Escuchábamos en Colima los truenos, la explosión del volcán, veíamos la nube que se levantaba hasta 5 ó 6 mil metros sobre el volcán, a veces hasta más, sentíamos la vibración de la onda expansiva de la explosión”, detalló el experto del Centro Universitario de Estudios e Investigación de Vulcanología de la Ucol.

 

Sin embargo, el doctor en ciencias enfatizó que aunque es “indudable” que el cono volcánico puede colapsar, “no es posible decir cuándo se va a caer el edificio volcánico. El consenso generalizado es que, al menos de acuerdo a los conocimientos de la comunidad científica, no hay las condiciones necesarias en este volcán para que se dé una actividad eruptiva catastrófica”.

 

Prácticamente, el maestro en ciencias explicó que el Volcán está por lo general variando de una etapa efusiva a una explosiva y a veces de completa tranquilidad. La etapa actual, repitió, es la finalización de la efusiva: “Se dieron las condiciones para que el magma empezara a moverse del interior de la tierra hacia fuera, y está terminando porque estas condiciones han desaparecido. Están disminuyendo las grandes presiones al interior de la tierra causadas por la tectónica regional, o el aporte nuevo de la cámara magmática del interior de la tierra, la cual cuando se encuentra sobrepresurizada intenta guardar el equilibrio y sale el material de forma efusiva”.

 

El investigador titular A  del Centro Universitario de Estudios e Investigación de Vulcanología, abundó que este año, desde enero, febrero y parte de marzo, “hemos tenido una excelente visibilidad hacia el volcán”. Se había observado actividad explosiva, “porque hemos tenido muy poco viento, o la velocidad del viento ha sido muy pequeña, por eso hemos visto esos hongos que se forma arriba del volcán”.

 

Pero en este mes lo notorio es la disminución de la actividad, lo cual es fácil de observar por el número y tamaño de los derrumbes que ocurren. Cada vez son menos. 

 

DOMOS DEL VOLCÁN NO SON SIGNIFICATIVOS PARA UNA CATÁSTROFE 

Si bien el último domo formado por el volcán alcanzó más de 100 metros de altura y era perfectamente visible desde la ciudad de Colima su tamaño es poco significativo comparado con el tamaño completo del volcán.

 

La observación acumulada a través de los años es que el volcán crea estos domos y luego los destruye poco a poco entrando a la etapa de actividad explosiva. Ese es el comportamiento típico del volcán, asentó el experto e insistió: “Si fuera a presentarse una actividad mayor, tenemos la instrumentación adecuada para darnos cuenta que vendría”.

 

EL COMPORTAMIENTO DEL VOLCÁN EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

Mediante sismogramas y otros instrumentos especializados, en el observatorio vulcanológico han estado observando la actividad del volcán, desde explosiones y derrumbes, por lo menos desde hace 25, en lo que corresponde al investigador Gabriel Ángel Reyes Ávila.

 

“Hemos tenido algunos periodos largos de calma, pero de 1998 a la fecha prácticamente hemos tenido actividad continua. La hemos visto interrumpida únicamente de mediados de 2011 a finales de 2012, los otros periodos hemos tenido actividad efusiva y explosiva. 

 

“En el 2005 hubo actividad explosiva muy fuerte y a principios de 2007 comenzamos a tener una actividad efusiva que formó un domo, la cual fue extremadamente lenta, duró hasta mediados de 2011. Fueron casi cuatro años y medio de actividad efusiva, pero no alcanzó a derramar lava por los costados, quedó confinado dentro del cráter mayor del volcán.

 

“Esta actividad efusiva termina en junio de 2011 y se quedó quietecito el volcán por año y medio. Y luego, a principios de 2013, iniciamos con actividad explosiva”, para entrar a la actividad efusiva en marzo, de manera que ya completó un año.

 

Por estas variaciones temporales es difícil para los vulcanólogos pronosticar cuántos durarán las fases, tampoco se puede estimar cuánto van a durar los eventos, pero de acuerdo a lo observado se esperaría que la siguiente fase del volcán sea de actividad explosiva “significativa”. 

 

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