**Luego de que la empresa Ferromex los dejó sin vivienda, algunos habitantes de la colonia Prados del Sur tuvieron que pasar la noche en un albergue improvisado; los demás se quedaron en lo que quedó de su casa, en donde han vivido por varios años bajo el respaldo de los gobiernos que hoy les dan la espalda.  

Colima, México (11 de julio de 2013).- Las máquinas entraron sin piedad y derribaron sus casas. No importó que las familias se pusieran en frente y suplicaran que no las tumbaran, los empleados de Ferrocarriles de México (Ferromex) avanzaron arriba del aparato hasta alcanzar al menos ocho viviendas y todos los baños y cocinas de los hogares instalados a un costado de las vías de la colonia Prados del Sur. La brutalidad fue tal que Félix Antonio Vicencio Ibarra resultó con un golpe en la cara ante el andar del aparato.

Ante la falta de donde pasar la noche, al menos 25 personas se reunieron ayer afuera de Palacio de Gobierno para solicitar apoyo a las autoridades, sobre todo para que las familias que se quedaron sin casa tras la “prepotencia de las autoridades” tuvieran donde dormir y que a las cerca de 80 familias del lugar les instalaran baños portátiles luego de que la máquina arrasó con ellos.

La destrucción más fuerte se dio el pasado martes, platican los afectados en entrevistas por separado con Avanzada: “Nos dejaron peor que con -el huracán- Jova”, aseguran luego de los destrozos que dejó Ferromex en el lugar y tras la tormenta que cayó ayer miércoles por la tarde en la Ciudad de Colima.

Lorena Pizano  vivía ahí desde hace más de cuatro años y ahora ya no tiene en dónde vivir, su casa fue destruida. Ella se encontraba trabajando cuando le tumbaron su casa, por lo que al llegar al lugar la tristeza la invadió al ver que su patrimonio estaba en el suelo y además le habían robado muchos productos y utensilios que había comprado a lo largo de su vida.

“Había candados, los rompieron y se robaron muchas cosas, hasta las sábanas de la cama”, lamenta la mujer, quien vivía sola en la vivienda en la que ahora sólo quedan “palos y láminas”.

Sergio Padilla Sánchez también se encontraba trabajando cuando empezaron a tirar su casa, hoy ya no queda nada levantado. “Me dieron unas horas para sacar mis cosas, pero yo sentí feo porque todo lo que tengo lo cargué en el hombro, mucho esfuerzo de muchos años”, expone al revelar que tenía viviendo ahí más de ocho años. 

“Yo me sentí triste al ver la casa abajo y ver las maquinonas ahí. Y como todo hombre sentí el nudo en la garganta y me llevé a mi familia con unos hermanos”, relata al exponer que son alrededor de 80 familias las afectadas.

Ese día de la destrucción Ricardo Benitez sí estaba presente: “Estábamos mirando los trabajos, estábamos varios vecinos y les pedimos que de menos nos dieran oportunidad de sacar nuestras cosas, el caso es que los trabajadores de Ferromex, o no sé quien, que se decían licenciados de la SCT, nos dijeron que les valía madre y ordenó que tumbaran, pero nosotros nos opusimos. Nos ayudaron a bajar las láminas y lo demás fue destruido en su totalidad”. 

Ricardo Benitez dijo estar preocupado porque el presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Roberto Chapula, y el diputado Óscar Valdovinos lo hicieron firmar una hoja, “me dijeron que teníamos que firmar para tener un acuerdo para que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes nos dieran 20 días para desalojarnos, o sea, ya eran unos días más. El detalle es que al desalojarme es no sé a donde voy a ir a parar con mi familia, tengo 57 años de edad y de momento no tengo trabajo, me discriminan por la edad”.

Los afectados coinciden en que a pesar de que las autoridades dicen que ya les habían avisado que serían desalojados del lugar, ellos nunca recibieron ninguna notificación, “ni siquiera pusieron un papel pegado o con un clavo para que pudiéramos enterarnos, nada más llegaron así”, asegura Lorena Pizano. 

Las autoridades podrán decir que esos terrenos son federales, pero no es por gusto que nos hayamos ido a vivir ahí, dicen una madre de familia, “nadie decide irse a dormir abajo de unas láminas, a veces es a lo que nos lleva la vida y necesitamos un pedazo de tierra para poder dormir, o una oportunidad de vivienda que podamos pagar poco a poco”.

De igual forma lamentan la actitud de las autoridades porque en campaña todos los candidatos han ido a pedirles su voto y luego se olvidan de ellos, “nos han prometido que nos han ayudado a regularizar nuestras vidas, porque todos debemos de contribuir a la sociedad, pero no siempre uno escoge dónde estar”, lamentan al asegurar que la mayoría de las familias no tienen dinero para pagar una renta. 

 

 

 

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