20 de Enero de 2014.-Serlo no solo quiere decir ser bueno en la cama. Eso es solo un aspecto. El sexo es un elemento básico de la relación de pareja y, a través de él, el ser humano ha realizado su proceso de humanización.
En el pasado, el término “buenos amantes” estaba relegado exclusivamente a la relación extraconyugal. Pero en la actualidad, la sexualidad de pareja supone ser vivida como buenos amantes. Sin embargo, no siempre una pareja que no tiene una muy buena sexualidad es una pareja fracasada. La relación de pareja, por naturaleza, es limitada e imperfecta, y el encuentro en sus áreas principales – la comunicación, la contención, los proyectos en común y la sexualidad- , muchas veces adolece de imperfecciones.
El amor sexual tiene una fuerza avasalladora. Una fuerza tan grande que nos lleva a caer en conflictos, ya sea por acción o por omisión, es decir, por una actividad sexual demasiado descontrolada o por una apatía o inhibición. Una fuerza que puede ser tremendamente peligrosa. La sexualidad está escrita en la genética, en los instintos, en la biología. Tiene una raigambre primitiva, pero si no la respetamos, puede volverse insípida, sin deseo, apagarse y transformarse más bien en un lastre.
Los animales buscan el sexo por una motivación exclusivamente biológica; los mueve exclusivamente la excitación que proviene de la biología, y tienen que ser muy eficientes en el logro de una relación sexual fecunda. Ellos no gastan el tiempo teniendo encuentros con el cuerpo, corriendo riesgos, si eso no va a tener un objetivo de procreación. Por ello, solamente tienen sexo cuando la hembra está ovulando. Si los animales tienen hambre, y no están alimentados, no tienen sexo. Si un depredador los ronda, no tienen sexo. Para ellos, el sexo es una actividad que se realiza cuando están resueltos todos los aspectos fundamentales de su subsistencia.
Los seres humanos, en cambio, podemos tener sexo en ésa y o en mucho peores condiciones, es decir, un hombre puede estar cansadísimo luego de un arduo día de trabajo, en que además tuvo un partido de fútbol y salió con los amigos, y sin embargo llegar a la casa y querer tener sexo con su señora. El ser humano puede estar enfermo, y sin embargo, querer tener sexo.
El hombre, además, está dispuesto a arriesgar cosas fundamentales por el sexo. Todo lo que ha construido durante toda su vida por una aventura casual.
¿Qué fuerza tiene el sexo que lleva a eso? ¿Qué nos ofrece el sexo que podemos ser tan autodestructivos y no suceder así con la especie animal?
La unión de los cuerpos es una gratificación con respecto de la sensación de compañía. Una gratificación tan fuerte que nos mitiga el dolor de la soledad radical que los seres humanos arrastramos.
El sexo, entonces, nos ofrece gratificaciones en la fantasía, que ya nada tienen que ver con los animales. Y esto es por el deseo erótico, que se refiere a la excitación sexual potenciada por la fantasía. Los seres humanos somos seres responsables. Siempre estamos agobiados por el futuro, el presente, el pasado, y muchas veces quisiéramos que el tiempo y el espacio se detuvieran.
Cuando hacemos el amor, nos instalamos en una especie de atemporalidad en que no hay nada que nos exija estar consciente, en control o alerta; estamos totalmente entregados a la vivencia absoluta del aquí y el ahora. Nos acercamos a vivir un instante de eternidad, y ése es un elemento de gratificación muy grande. Al orgasmo los franceses le llaman la petite mort (pequeña muerte), porque pareciera que en ese momento se alcanzara un instante de eternidad, de muerte transitoria.
¿Qué cualidades debe de tener un buen amante? Lo primero, sin duda, parte de la química que ninguno de nosotros puede modificar: la atracción que nos genera su voz, la forma en que nos toca y nos besa. Pero, además de eso, hay 10 cualidades que poseen los buenos amantes:
1.Es aprendiz dispuesto.
2.Juguetón y apasionado.
3.Hace sentir sexy a su pareja.
4.Genera confianza y no demuestra miedo a ser vulnerable.
5.Es aventurero dispuesto a experimentar.
6.Comunica sus necesidades y está atento a las de su pareja.
7.No tiene afanes. Se toma su tiempo.
8.Disfruta tanto de dar placer como de obtenerlo.
9.Es un apoyo, no un crítico de la pareja.
10.Está presente en el momento. Hace contacto visual y táctil.
Hay varios otros elementos interesantes en el deseo erótico. Por ejemplo, la existencia del deseo de transgredir, por eso se dice que la fruta del árbol ajeno es más sabrosa…
Esto es importante porque en el acto sexual se da cumplimiento a la fantasía de Por fin lo tengo, es mío, lo logré, lo que provoca una mayor motivación al encuentro sexual.
Finalmente, otro aspecto que cuando los seres humanos nos miramos de buenas a primeras, tenemos la sensación de que somos muy imperfectos. Para poder compensar esto, tendemos a idealizar. Dicho de otra manera, la excitación sexual aumenta la idealización del cuerpo de la pareja. Mientras más deseo sexual se tiene, más estupenda o estupendo se encuentra a la mujer u hombre que tiene al lado, con todas las arrugas y años que tenga.
Y recuerda, siempre recuerda…¡Y vivieron felices por siempre!, no solo depende de ti, las relaciones SIEMPRE serán de dos.
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