Colima, México.- “El limón es una planta bendita, le dio de comer, vestir y un lugar para vivir a mi padre, a mi madre y a mis 4 hermanos, pero ahora con el triple de esfuerzo y apenas sale el gasto”.

La plaga del siglo, así es como Víctor Manuel Gaspar Martínez, pequeño productor de limón, vive la cruda cara de un “cáncer” que aqueja su tierra y su forma de vida, la cual ha llevado desde hace más de 30 años.

El municipio de Tecomán, en el estado Colima, era considerado hasta hace un par de años como “La capital mundial del Limón”, sin embargo, vive ahora una profunda crisis social, debido a una reacción en cadena de varios sucesos críticos, donde la manifestación de la plaga HLB (El Huanglongbing), mejor conocida como “Dragón Amarillo”, en 2010, es un eslabón clave para comprender esta situación.

 

El oro verde

“El limón mexicano es el de mayor calidad y dentro de México el producido en Colima es el mejor”, gritan orgullosos los productores colimenses al mundo entero.

Un estudio de evaluación del impacto económico en la cadena citrícola mexicana, nos señala que la citricultura abarca el 40 por ciento de la superficie nacional de plantas frutales y que de ella viven cerca de 69 mil productores, crea 70 mil empleos directos y 250 mil empleos indirectos.

La citricultura es una de las actividades económicas más importantes para el estado de Colima, especialmente para el municipio de Tecomán que se ubica a 48 kilómetros de la capital, con una recaudación para el estado de más de mil 300 millones de pesos al año, beneficiando a 23 mil familias entre jornaleros, productores, transportistas y fabricantes derivados del limón.

Según algunos productores, todas estas ganancias económicas convirtieron a Tecomán en una “caja chica” de gobiernos estatales priistas de la cual podían disponer en cualquier momento. La bonanza producida por estas tierras grises y arenosas del Pacífico mexicano, llenas de nutrientes para el cultivo de este ácido fruto, le dieron al limón el nombre de oro verde.

Tal es la importancia de este cultivo, que se encargó al escultor de fama internacional Enrique Carbajal González, “Sebastián”, erigir un colosal árbol de limón de 33 metros de alto, como representación de “la grandeza y el aporte económico que le da este fruto al estado y al país”.

 

La aparición del “dragón amarillo”

Despertar para esperar el llamado del corte de limón y pasar entre el mar verde espinado para conseguir las perlas cítricas que darán a la familia el sustento diario, ya no es una opción para cientos de jornaleros que han perdido su trabajo por la aparición del “dragón amarillo”.

El Huanglongbing, palabra de origen chino que significa enfermedad del brote amarillo, es la mayor amenaza a los cultivos cítricos en el mundo, ya que se desplaza con gran rapidez, es altamente destructiva y aún no se tiene cura conocida.

El momento y el punto de entrada de la enfermedad a México son aún desconocidos. En julio de 2009 se detectó por primera vez al dragón en el municipio de Tizimín, en Yucatán, y a la postre se fue diseminando por todo el país, anunciando su aparición oficialmente en Colima en el 2010.

Algunos pequeños productores tienen la hipótesis de que la enfermedad fue introducida para destruirlos y apoyar a los grandes productores agroindustriales, quienes son capaces de sobrellevar la enfermedad con la compra de costosos fertilizantes y a través del riego constante de las plantaciones, lo que implica mucha inversión que ellos no pueden pagar. Esos grandes productores son terratenientes como los Leaño (dueños de la Universidad Autónoma de Guadalajara, UAG), los Vizcaíno o los Arámbula (dueños de varias empresas en el estado). Sin embargo, como Víctor, la gran mayoría cree que es una enfermedad con la cual se tiene que convivir para desterrar después.

Colima pierde alrededor de 900 millones de pesos  al año por la plaga y su producción ha bajado en un 25 por ciento, pasando de 500 mil a 370 mil toneladas al año; aunque algunos productores consideran que la caída es de más del 50 por ciento. Dice Víctor que “antes podía cortar una o dos rejas diarias, ahora si me va bien puedo conseguir una cubeta a la semana, lo que significa menos de la mitad de la producción”.

En Tecomán, Armería, Manzanillo y Colima se han destruido 9 mil 907 plantas de cítrico; se han derribado 2 mil 196 plantas de mirtos en las zonas urbanas y un millón 402 mil 519 plántulas de cítricos que estaban siendo producidas sin protección en viveros, afectando a todos los eslabones de la cadena productiva.

Se calcula que actualmente el 90 por ciento de las huertas de limón en la entidad está infectado con HLB, señaló Manuel Robles González, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).

Aunado a esto, en mayo del presente año se detectó otra plaga que daña los cítricos colimenses, el pulgón café, el cual causa declinación en la producción del árbol infectado, frutos pequeños, amarillentos y menor tamaño de hojas, representando un alto riesgo porque el limón mexicano es altamente susceptible. La diputada local priista Esperanza Alcaraz señaló que esto se debe a la introducción de frutas a granel procedentes de los estados de Veracruz, Michoacán, Oaxaca y San Luis Potosí.

 

De la abundancia a la pobreza y de la pobreza a la violencia

Toda esta situación ha provocado desempleo, pobreza, hambre y el aumento del crimen organizado. Sólo el año pasado, en un periodo de 4 meses (julio-septiembre) 12 mil jornaleros se quedaron sin empleo.

Incluso, la actual administración federal incluye a Colima dentro de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, ya que, según datos de este mismo programa asistencialista, Tecomán tiene a 4 mil 500 personas en extrema pobreza; “aquí solo los señores feudales tienen la vida resuelta” comentó Víctor.

Pero el Huanglongbing y el pulgón café ahora compiten con una nueva plaga: el crimen organizado parece haberse apoderado de esta zona, en la que incluso el mismo gobierno estatal  tuvo que solicitar apoyo del Ejército para controlar la ola de asesinatos. El diputado local Mariano Trillo declaró que “el crimen organizado ya rebasó a las instituciones. Lo estamos viendo en Tecomán, donde los asesinatos no descansan ni en Navidad”.

Datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A. C. colocaron en el 2012 a Tecomán en la sexta posición a nivel nacional por la cantidad de homicidios dolosos, porcentualmente hablando, mientras que la capital Colima se encontró en el peldaño 24 de 212 municipios con más de 100 mil habitantes.

Los bloqueos de la autopista Manzanillo-Colima con autos incendiados, el 25 de agosto de 2012, y la muerte del regidor del municipio de Tecomán, Rubén Ruiz Nava, el 29 del mismo mes, fueron factores de descontento social y alarma entre la población.

En enero de este año en algunas colonias del municipio de Tecomán la ciudadanía decidió armarse con machete en mano para hacer frente a la ola de violencia que azota al estado, buscando la autodefensa mediante una especie de policía comunitaria.

“La violencia es por falta de trabajo, de oportunidades, pero sobre todo de educación” afirmó Víctor Gaspar, quien además agregó que igual sucede con el HLB: la falta de verdaderos proyectos y políticas públicas por parte de los gobiernos municipal, estatal y federal que ayuden, pero a la vez que enseñen, al productor y al jornalero a combatir la plaga genera un estado de inconformidad que puede terminar de muy mala manera.

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