Se cumple un año de que Enrique Peña Nieto asumiera la presidencia de México, durante este periodo su esposa Angélica Rivera ha permanecido a su lado, pero siempre “dos pasos atrás de él”. Esto es lo que dice Sara Sefchovich, autora del libro La Suerte de la Consorte, cuya nueva edición actualizada hace una revisión del primer año de la exactriz como primera dama.
En este libro, la autora hace un repaso de todas las esposas de los gobernantes de México y se cuestiona por qué a algunas las envuelve el escándalo, si tienen poder o influencia en los actos de gobierno, si sirve para algo su trabajo y qué opinión tienen de ellas los ciudadanos.
En cada una de sus actualizaciones, Sefchovich revisó el primer o segundo año de la gestión para darse una idea, a partir de todo lo que ha estudiado, de hacía donde apuntan sus acciones. Al final del sexenio hace una nueva revisión del sexenio.
En el caso de Angélica Rivera, tomó en cuenta el tiempo en que fue primera dama del Estado de México y los meses de campaña. Así pudo anticipar la tendencia de cómo cree que va a desenvolverse en los siguientes cinco años.
Rivera realizó una exitosa transformación de actriz de telenovelas a esposa del primer mandatario de México, renunciando a su forma de vida y carrera para sumir sus nuevas responsabilidades. “Ha hecho muy bien su conversación a primera dama. Con una enorme sobriedad, se ha sabido mantener en su papel, aunque ella es muy popular”, asegura Sefchovich.
De acuerdo con la autora, el cambio en su imagen es impresionante y lo ha hecho con el cuidado y la seriedad que debe tener, sin caer en exageraciones. Incluso ha elegido su vestuario con bastante buen tino. Utiliza ropa de diseñadores, acorde al lugar que ocupa como esposa de un presidente. “Somos un país al que están mirando y tiene que representarnos a nivel mundial”.
Para la socióloga e historiadora, una primera dama debe apoyar a su esposo durante su mandato, así como realizar tareas de asistencia social. En el caso de la señora Rivera, siempre se le ha visto a lado de Enrique Peña Nieto, desde que era gobernador del Estado de México, luego en campaña y ayudo en los centros de acopio para los damnificados de los huracanes ‘Manuel’ e ‘Ingrid’. Su soporte lo ha traslado a las redes sociales, ya que ha utilizado su cuenta de Facebook para promover el trabajo del presidente.
Sin embargo, su trabajo en la asistencia social no siguió. “En el momento de las lluvias reaccionó, pero no fue una continuidad, únicamente apoyo a su marido”. Angélica Rivera no realizó un trabajo significativo en el Estado de México y parece que tampoco lo realizará en su actual posición.
Hace unos meses se anunció una reestructuración del DIF y podría ser su oportunidad para convertirse en una pieza fundamental en la asistencia y en el trabajo a favor de los mexicanos, aprovechando el lugar privilegiado que tiene junto al poder.
“Estoy temerosa de que no pase, hay una institución de primer nivel como es el DIF, hay una tradición de trabajo que se puede y debe hacerse”, insistió. “Tengo esperanzas de que el trabajo social se haga, el país lo necesita”.
Finalmente, aseguró que es una primera dama muy distinta a las otras. Debido a su popularidad cuenta con el apoyo y cariño de la gente. Lo único que la unifica con sus antecesoras es que la sociedad siempre está pendiente de ellas.
Sara comenzó a escribir La Suerte de la Consorte en años noventa y le tomó muchos años realizar una investigación que le permitiera darse cuenta de cómo se ha transformado esta figura. Sara comenzó su recorrido estudiando la era prehispánica e hizo un viaje por toda la historia del país hasta mediados de los años noventa, época en que se publicó la primera edición.
Sin embargo, el proyecto tiene sus orígenes en la década de los ochenta, cuando en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM se planeó hacer una serie de libros que incluyeran fotografías del Archivo General de la Nación.De ahí salieron 20 temas distintos y se convocó a igual número de escritores para realizar esta colección que se llamó “Memoria y olvido”. A Sara le correspondió hacer el libro de las esposas de los presidentes de México, que se convertiría en su tesis de doctorado y que después fuera editado por Océano.