Colima, México. Avanzada (24 de Febrero 2014).- Una de las grandes batallas que tiene que dar toda lesbiana, gay y trans es la salida del clóset. El clóset es mantener nuestra homosexualidad o transexualidad oculta. ¿Pero por qué la mantenemos oculta? Porque sabemos que en una sociedad homofóbica algo malo va a pasarnos si expresamos abiertamente nuestros deseos y nos mostramos tal como somos.

Aunque ‘salir del clóset’ alude a que homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgénero reconozcan su condición; también hay personas que llevan una doble vida y están más metidas en el clóset que el mismo homosexual. Hay que salir para ser más auténticos. Muchas veces vivimos presos en el clóset de nuestros propios prejuicios, nunca nos mostramos como somos ante los demás. Vivimos enmascarados y en el fondo somos profundamente infelices.

De pequeños, aparte del acoso que sufrimos de nuestros compañeros al notar la “diferencia”, también nos exponemos a que nuestros padres nos lleven al psicólogo a tratar de “curar” algo que sabemos que no tiene cura porque no es una enfermedad, pero eso solo lo sabemos nosotros. Nuestros padres, familiares y profesores seguirán creyendo que algo incorrecto está pasándonos y querrán de todas las formas posibles devolvernos al camino “correcto”, a la heterosexualidad. Cuando crecemos, en la universidad o en el trabajo seguimos enfrentándonos a la discriminación, la violencia y la injusticia.

Pero con gritar a los cuatro vientos una verdad, no está todo resuelto, no se trata de decir soy homosexual o bisexual, o mujeriego, etc. De lo que se trata es que quien lo diga tenga las herramientas educativas apropiadas para decirlo, es decir, que haya logrado cierto nivel educativo que le permita defender su identidad, en una sociedad poco educada y poco tolerante con la diversidad.

Al salir del clóset nos damos cuenta de quiénes nos quieren y quiénes nos desprecian. Tener esa claridad no tiene precio. De ahí en adelante, solamente tendrás en tu vida a gente que realmente te ama. Tomemos la decisión más tarde o más temprano, lo importante es comprender que el clóset es solo un refugio momentáneo en nuestras vidas, es un lugar intermedio para dar el salto a la libertad, es una posibilidad de sobrevivir al odio y la violencia que vivimos diariamente, pero no es el lugar en donde debemos quedarnos.

Dar la noticia no es fácil. Va a haber muchos prejuicios, creencias, personas que de pronto se muestren decepcionadas, y puede haber otras que tomen posiciones radicales, pero no te asustes, sigue adelante, tú tienes que planificar que las reacciones van a ser muy complejas. La noticia va a ser un chaparrón de agua fría. Hay que pagar un precio por ser auténtico.

Se recomienda que las primeras personas que conocerán la noticia sean bien escogidas y por lo general son aquellas que siempre lo han escuchado, que suelen ser las más compresivas o que tienen una mentalidad más abierta al tema. Hay que apoyarse en la persona de su familia en la que tenga más confianza: la mamá, una tía, un abuelo, un hermano, un primo, ellos son fundamentales y ayudan a preparar tu salida del clóset. Los papás no son bobos, ellos saben bien quién es su hijo, tal vez se hacen los locos con el tema y esperan que uno les confirme porque ellos tampoco se atreven a preguntar por temor a irrespetarnos.

Salir del clóset parece fácil en un mundo globalizado. Aunque la informática nos invita a salir en cualquier parte, la ciudad o el pueblo en que vivimos lleva la marca de nuestra crianza y esta marca de lenguaje es muy honda y no es fácil quitarla.

Revelar la condición sexual a través de la red a veces puede ser perjudicial.  Las redes sociales son una oportunidad de ser masacrado socialmente. Si la familia no lo sabe, la red nos saca del clóset pero con chismes.

Amigos el mundo está cambiando, relájense. No es que la homosexualidad sea algo que se deba anunciar a “los cuatro vientos”, pero tampoco es algo que se deba ocultar. No teman, sean hombres y mujeres valientes y afronten las “consecuencias” de ser quienes son, siempre con la frente en alto y el corazón en la mano.

Hoy ACEPTO MI HOMOSEXUALIDAD como un regalo que me da la vida. ¡Me siento bendecido de ser quien soy!”.

Y recuerda, siempre recuerda…¡Y vivieron felices por siempre!, no solo depende de ti, las relaciones SIEMPRE serán de dos.

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