Los límites del amor propio y el egoísmo no siempre son muy difíciles de distinguir, el amor propio es muy sano ¿Por qué tendría que ser diferente? Es un síntoma de autoestima, sin embargo, en más de una ocasión puede ser confundido con la soberbia y el orgullo. Si no somos cuidadosos el amor propio puede llevarnos a perder oportunidades importantes en nuestra vida, solo por el hecho de sentir que algo no es como a nosotros nos gustaría exactamente. El orgullo interfiere de una forma negativa en las relaciones personales, laborales y familiares.
¿Cómo diferencias entre el amor propio y la soberbia?
El amor propio te mantiene en el equilibrio del bienestar interno, estás en paz y en calma contigo mismo. Por el contrario, la soberbia te hace sufrir. Tienes la sensación de que siempre te falta algo, de que todavía no existen las condiciones ideales en tu vida para tener alegría. El amor nace cuando se exaltan sin límite las virtudes y se consolida cuando se aceptan sin rencor los defectos.
Por mucho que queramos evitarlo, el defecto es como el 29 de febrero: al final, siempre llega.
El amor propio te protege de ciertas situaciones negativas: relaciones tóxicas, vínculos afectivos dañinos o cualquier situación en la que marcas un límite a algo que no estás dispuesto a soportar. En cambio, el orgullo puede llevarte a perder personas en tu vida sin ningún tipo de motivo importante. El amor propio te conecta con el lado positivo de la vida mientras que la soberbia te encierra en los límites del yo. Pensar demasiado en ti puede ser el primer paso para tu infelicidad si eso supone alejarte de los demás.
A veces, llamamos amor a algo que no tiene nada que ver con el amor, así sucede cuando guiados por nuestra propia ceguera emocional llamamos amor propio al orgullo que levanta un muro entre uno mismo y el otro. A veces, merece la pena matar un poco el orgullo, dejar pasar ciertas cosas, no dar tanto peso a ciertos detalles, y tener una visión de futuro en las relaciones personales.
El amor ideal y el amor real siempre deberían estar presentes. El amor ideal es explosivo, sorprendente e impredecible; una relación de exclusividad, en que no puede haber terceros. Todo esto le da un carácter de falta de realismo, de revolucionario y de proyecto audaz. El amor real es el amor propio del estado mental que caracteriza el amor sexual estable. Lo que le da estabilidad a la pareja a largo plazo no es el enamoramiento, sino la pasión afectiva. La motivación fundamental se traslada hacia el deseo de amar, respetar y conocer a la pareja.
El amor real es un vínculo fuerte que va creciendo y haciéndose cada vez más sólido. Es más reflexivo y menos impulsivo. No es una ruptura respecto del pasado, sino que se construye en continuidad con el pasado para proyectarse al futuro. El arte de mantener siempre en la mente un amor idealizado es un desafío difícil, pero necesario. Porque si por un lado se perdiera el amor ideal, se apagaría el deseo, y si por otro, se perdiera el amor real, caeríamos en la fantasía delirante.
Del amor, las parejas esperan lo posible y lo imposible, lo infantil y lo maduro, lo pleno y lo incompleto, lo que da placer y lo que exige sacrificio, lo real y lo ilusorio.
Espero tener del otro lo que me puede dar, y al mismo tiempo exigirle lo que jamás podrá darme. Espero poseerlo incondicionalmente, simbióticamente, como si fuera una prolongación de mí mismo, y al mismo tiempo sentirlo como un otro diferente a quien tengo que conquistar y atraer para mantenerlo a mi lado. Espero una relación perfecta, siempre armoniosa y plagada de ternura y, al mismo tiempo, una relación que dé cabida a la agresión, a la imperfección, y al inevitable desencuentro. Espero que el otro me dé hasta la saciedad, abandonándome en su regazo y protección. Y, por otro lado, que me deje hacerme cargo, entregarme. En definitiva, del amor se espera encontrar el sentido de la vida.
Todos necesitamos sentir una especie de bienestar constante en nosotros mismos. Cuando te despiertas a la mañana, quieres sentir que tu día va a estar lleno de entusiasmo y confianza en ti mismo. Cuando te vas a dormir a la noche, quieres sentirte satisfecho de que hiciste algo valioso. Las personas que se sienten bien consigo mismas por lo general manifiestan entusiasmo, confianza y satisfacción.
¡Y vivieron felices por siempre!, no solo depende de ti, recuerda, hoy más que nunca RECUERDA: no pongas tu felicidad en las manos de nadie, solo depende de ti, quiérete como quieras que te quieran.

Dudas y comentarios escríbeme a:
[email protected] o búscame en Facebook: Christiamm K-brera Y sígueme en Twitter: @Christiammm

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *