**Se puede comprar a los medios de comunicación para proyectar la imagen de una persona, sin que ello signifique que será un buen funcionario o sea la mejor carta para atender las necesidades de la sociedad, basta con decir repetidamente todo lo bueno de esa persona para que la gente crea el mensaje, analizan investigadores de la Universidad de Colima.

Colima, México. Avanzada (3 de diciembre de 2013).- Fabricar candidatos es una regla de oro de quienes aspiran a formar parte de un gobierno. Se puede comprar a los medios de comunicación para proyectar la imagen de una persona, sin que ello signifique que será un buen funcionario o sea la mejor carta para atender las necesidades de la sociedad, basta con decir repetidamente todo lo bueno de esa persona para que la gente —no toda—, crea el mensaje.
Así lo desvela el doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Manuel Salvador Gonzalez Villa, tras dar a conocer los elementos de cómo los partidos políticos invierten tiempo y recursos en colocar a una persona rumbo a algún cargo de elección popular.
En entrevistas por separado, el profesor investigador del Centro Universitario de Investigaciones Sociales (CUIS) de la Universidad de Colima, Genaro Zenteno Bórquez; y el doctor en Piscología e investigador de la misma casa de estudios, Francisco Antar Martínez Guzmán, coinciden en que los medios de comunicación contribuyen en generar percepciones en las masas, aun cuando éstas sean erróneas o sólo apariencias.

SOLTAR MUCHO DINERO

Salvador González recuerda que el periodista Genaro Villamil, de la revista Proceso, escribió atinadamente que al actual presidente Enrique Peña Nieto lo hicieron un auténtico político fabricado desde Televisa, que implicó mucho dinero y esto implícitamente llevó a la gente al convencimiento de que ese candidato fabricado artificialmente es lo que al país conviene.
Se puede fabricar un candidato, explica, “estoy convencido al cien por ciento que lo único que necesita un candidato para ganar es comprar a la prensa, la radio y la televisión. Soltar mucho dinero y seguramente tendremos a través del PRI al candidato que todos los colimenses necesitamos,
independientemente de que pueda tener un proyecto viable de desarrollo”.
En esta fórmula que utilizan los partidos políticos para posicionar a determinada persona no importa lo que ofrecen, añade el académico, “porque incluso a nivel de programa y de discurso pueden decir que están preocupados por el destino y las condiciones de vida de la gente. En el discurso pueden encontrar todos los argumentos de compromiso con la gente, aunque una vez que llegan al poder esto quede en segundo plano”.

FEDERICO, UN EJEMPLO

Al respecto, Nicolás Contreras Cortés, exdirigente magisterial y regidor capitalino, menciona que las aspiraciones del presidente Federico Rangel Lozano son un claro ejemplo para poder fabricar a un candidato rumbo a la gubernatura del estado, algo que en anteriores ocasiones ha hecho el Partido Revolucionario Institucional.
“Conozco al presidente —expone— es una persona con buen palmarés en cuanto a gente de estudio. Yo hago mucha similitud entre Mario Anguiano y Federico Rangel, los dos son ‘chicos de 10’, premios Peña Colorada, venden una imagen de ser bonachones, buena gente, que abrazan a los adultos mayores, a los niños. Buenos para la foto, pero a la mera hora de tomar decisiones y tener carácter no se ve, no lo tienen”.
“Federico hacia allá va”, continúa el también exdiputado local al considerar que el PRI seguramente también está trabajando en proyectar al posible candidato, sin embargo advierte que será necesario buscar nuevas ideas porque el discurso del hombre bonachón que usó el actual gobernador en campaña ya está un poco desgastada.
Además, lamenta que las aspiraciones políticas del edil le impidan evidenciar las finanzas quebradas que dejó su antecesor Mario Anguiano en la alcaldía de Colima, de hacerlo, comenta, “estaría evidenciando las irregularidades de quien en su momento lo puede apadrinar para que sea él el candidato a gobernador del estado”.

ORIENTAR LA OPINIÓN

El profesor investigador de la Facultad de Psicología en la Universidad de Colima, Antar Martínez, subraya que sabemos que los medios de comunicación pueden llegar a influenciar a grandes masas y a cambiar la orientación de su opinión y a establecer, por ejemplo, productos para que sean consumidos, o modas o noticias, o versiones de la noticia, etc,; por lo que una persona puede manejarse como un producto.
Es un fenómeno curioso y complejo, refiere, “por una parte vemos a los medios masivos de comunicación que tienen este poder de normalización y establecimiento de opiniones, como los tradicionales: la televisión, radio o prensa, que son unidireccionales, la información se transmite de aquí para allá y hay una multitud de receptores, tienen el poder de moldear la opinión pública”.
Sin embargo, algo curioso sucede con las nuevas tecnologías de información y de comunicación, agrega, “que también son parte de los medios pero tienen otras características, que son interactivos. Por ejemplo las redes sociales Facebook, Twitter, en donde la información no sólo va de un grupo productor de la información a una masa que la consume, sino que la información está a trabada en camadas interactivas”, y ello requiere de otras estrategias para la fabricación de un candidato.
Por otro lado, el doctor en Psicología anota que una parte es el fenómeno en donde uno cree una mentira por influencia social, por presión; y la otra es que nosotros creamos realidades. “Uno puede decir ‘voy a decir que me gusta el pop’ porque si no lo digo mis amigos me van a rechazar, pero a uno puede terminar gustándole.
“No sólo es que cambias tu opinión pública para ajustarla y en lo privado mantienes tu opinión autónoma, sino que tu opinión está ya influenciada por los otros. No siempre es creerse una mentira, a veces es la generación de realidades a través de los procesos sociales y grupos, se establece un nuevo grupo, orden social”.

LA DOMESTICACIÓN

En este renglón aplica aquella teoría de “una mentira dicha mil veces se vuelve verdad”, mantiene Genaro Zanteno, “como el mecanismo de las canciones que quieren popularizar: la ponen muchas veces. Al principio te puede molestar, pero después de tanto oírla llegas a creer que no era tan mala y te llega a gustar, te domestican”.
Obedece mucho con la intención de cambiar la opinión aunque estés convencido de que es lo contrario, indica, “predomina la emoción sobre la razón, por muchos motivos. En uno porque evolutivamente la razón se desarrolla después de nuestra carga animal, luego la sensorial, la sentimental; y luego viene la capacidad para razonar”.
Más que el discurso o la ideología es más importante la imagen aunque no cambie la esencia, menciona al anteponer que eso tiene que ver con el conformismo en el sentido de que nos da mucha flojera ir más allá de la primera impresión, y ello facilita la fabricación de un candidato. “Sucede hasta con los políticos que ya están en el puesto, van con una comunidad indígena y se visten como ellos, si va con empresarios se pone su traje y si al rato con deportistas se pone como ellos. Son camaleónicos”.
El investigador del CUIS recuerda casos como el de ‘El Chupacabras’, que funcionan como cortinas de humo, “que te lo repiten y repiten y la gente se la cree”. Pero es importante dar a conocer la mayor información posible porque si no, surge el rumor. Si la información oficial, quienes tienen la autoridad y el poder, y los medios no transmiten toda la información se empiezan a generar los rumores, la gente empieza a crear interpretaciones”.
También cita lo referente al virus AH1N1, que tras el bombardeo mediático la gente se confundió: “Se dijo que estaba para desviar la atención, que era un complot y la gente no logra identificar cuándo es verdad y cuándo no. Pero si la gente empieza a decir en bola, se vuelve una bola de nieve, y si lo estamos viendo por todos lados podemos creer que sí es cierto, que estamos mal si no creemos. Además corremos el riesgo de que los demás nos señalen porque no creemos, sobre todo porque ya todos los dicen”, y eso puede pasar con la fabricación de un candidato.

 

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