**”Las comparecencias parecieran ser un evento para tomarse la foto, pero no solo para los funcionarios del Ejecutivo, sino también para la oposición, se muestran críticos pero en el discurso”, lamenta el representante de Laboratorio Sociopolítico, Héctor Gutiérrez.

 

Colima, México (16 de enero de 2013).- Esta tarde concluyeron las comparecencias de los secretarios con motivo de la glosa del IV Informe de Gobierno. Desde el lunes estuvieron acudiendo al menos tres funcionarios  estatales al día, quienes ampliaban los logros que ha alcanzado la administración de Mario Anguiano Moreno en cada una de las áreas, pero escondían otras cifras negativas. 

Durante dos horas los titulares de las diferentes dependencias de gobierno (Educación, Salud, Fomento Económico, Seguridad, etc.) defendieron los avances que se dieron durante el 2013, aún a pesar de los cuestionamientos y señalamientos que les hicieron las fracciones opositoras en el Congreso del Estado. Al final de cuentas no pasó nada. Los secretarios dijeron lo que quisieron. No hubo sanciones ni otro tipo de acción. Como cada año, los funcionarios sólo cumplieron con hacer la “pasarela” en Palacio Legislativo.

Para Héctor Gutiérrez Magaña, representante de la organización ‘Laboratorio Sociopolítico’, si traducimos este escenario al informe de gobierno, “que en teoría es un acto republicano para la rendición de cuentas y el diálogo con la sociedad, en realidad vemos que es un ritual de legitimación, de promoción política, y esto se observa en escenarios totalmente dispuestos a los aplausos pero no al diálogo, el informe fue como la inauguración de un evento deportivo, rodeado de seguridad, de acceso privado y solo las cámaras oficiales estaban permitidas.

En el caso de las comparecencias, añade el politólogo, “se supone que están diseñadas para que el Poder Legislativo ejerza su capacidad de control sobre el trabajo del ejecutivo en un formato más dinámico, pudiendo dialogar directamente con los encargados de las áreas de gobierno; y esta semana hemos podido ver que al menos desde la oposición, sobre todo PRD y PAN, se han realizado críticas a determinadas políticas públicas y el trabajo de ciertas secretarías, pero pareciera que es más una cuestión mediática.

Refiere que si bien algunos diputados han pedido la destitución o renuncia de ciertos secretarios, esto no lo llevan al pleno a pesar de tener la facultad de hacerlo mediante exhortos. “Las comparecencias parecieran ser un evento para tomarse la foto, pero no solo para los funcionarios del Ejecutivo, sino también para la oposición, se muestran críticos pero en el discurso”, lamenta en entrevista con Avanzada.

 

EJERCICIO INFRUCTUOSO

A pesar de lo anterior, Gutiérrez Magaña sostiene que las comparecencias son un ejercicio sano para la ciudadanía siempre y cuando esté al pendiente y pueda traducir su opinión en una incidencia efectiva, son públicas y los distintos medios las cubren de acuerdo a su postura editorial, “aunque no toda la población puede acceder a todos los medios existentes, por lo que hay información diversa”, aclara.

 Durante la glosa de los informes de gobierno podemos conocer datos, interpretaciones y posturas para construir opinión, aunque el ejercicio es limitado, añade, a los cuestionamientos casi siempre sigue una respuesta a la defensiva, con muy poca autocrítica y ahí se acabó el debate, pareciera no tener consecuencias inmediatas. 

En este sentido, continúa el analista político, “yo diría que los secretarios más que a rendir cuentas van a defender sus propias cifras e interpretaciones, y entonces es un ejercicio infructuoso más allá de lo mediático”. 

Ejemplifica que uno de los temas más cuestionados por el PAN es el de las finanzas, pero se aprueba la cuenta pública y no se deslindan responsabilidades de manera contundente, “se critica la seguridad porque es un tema obvio y todos tienen ese tema como discurso pero se queda en reclamos cuando, como legisladores y como corrientes políticas, tienen la facultad de tomar medidas de real incidencia”.

 

EL REZAGO DE COLIMA

Por otro lado, el representante de Laboratorio Sociopolítico expone que las comparecencias nos remiten a la rendición de cuentas, en donde Colima está rezagado, “principalmente por una cultura política autoritaria, o tomando prestados términos, una democracia delegativa y de baja intensidad”, añade. 

“Los representantes y funcionarios admiten muy poco el cuestionamiento a su trabajo, las críticas y la vigilancia son estorbos y se esfuerzan por construir una opinión pública favorable a través de diversos mecanismos, entre ellos el manejo faccioso de los medios de comunicación. 

Pero esto también se da en la oposición, aclara Héctor Gutiérrez Magaña, “la cual vemos en su actividad legislativa, realiza pocos o nulos esfuerzos por crear mecanismos para hacer efectiva la transparencia y la rendición de cuentas como principios de un estado democrático (nada de esto se ha tocado en las propuestas de reforma política salvo el caso de la revocación de mandato)”. 

Sin embargo, también tiene que ver la sociedad civil -subraya-, la cual, si bien últimamente muestra actitudes críticas, esto no se traduce en organización y exigencias en el plano jurídico y político, incluso a veces ni en lo social porque la crítica se queda en la queja o el cotilleo, por lo que hay un vacío generado tanto por la falta de participación como por la atrofia de los actuales canales efectivos para hacerlo.

Finalmente, el especialista en Ciencias Políticas y Sociales considera que el formato de las comparecencias no está obsoleto, “pero mientras esto no pase de ser un ejercicio mediático para simular apertura y crítica, de poco sirve al conjunto de la sociedad que podría estar interesada en acercarse al sistema político, y que al final de cuentas es la parte impactada directamente por las decisiones públicas”.

 

 

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